La etapa más crítica del crecimiento y desarrollo tiene lugar en la gestación y los primeros 3 años de vida, época en la cual el cerebro se forma y se desarrolla a la máxima velocidad. Si en estos períodos se altera el adecuado desarrollo del cerebro se producirán consecuencias, que afectarán al niño durante toda su vida. 


Una adecuada nutrición promueve la salud y el crecimiento y desarrollo del niño, y sienta las bases para hábitos de alimentación saludables en etapas posteriores. Las prácticas inadecuadas de lactancia materna y alimentación complementaria, junto con un índice elevado de enfermedades infecciosas, son algunas de las causas principales de desnutrición en los primeros años de vida. La manifestación más obvia de las consecuencias de la desnutrición crónica, es una estatura más corta que la esperada para la edad del niño. Sin embargo, éste es solamente el signo exterior de otros problemas que pueden producirse en el aprendizaje y en el comportamiento emocional y social del niño, los que podrían reducir su capacidad de éxito en la escuela, adaptarse a la sociedad en que vive y prepararse para tener una vida productiva en la edad adulta. 


La alimentación responsiva es un componente importante de la alimentación de niños, dado que contribuye a su óptima nutrición y desarrollo psico-afectivo. Está dividido en tres partes importantes: en la primera se describen comportamientos de los padres que influyen en el consumo, en la segunda se detallan los aspectos relevantes de la alimentación responsiva y finalmente, se ofrecen sugerencias ante situaciones difíciles durante la alimentación como el rechazo del niño a comer. 


Esta información es útil para el personal de salud, pues le permitirá mejorar prácticas de riesgo o fortalecer prácticas que influyen en el consumo de los alimentos por el niño.
 

La alimentación para ser responsiva debe basarse en los principios del cuidado psicoafectivo (Engle, 1998): 

Principio de la responsividad: 

Mary Ainsworth, psicóloga estadounidense, a través de sus investigaciones encontró que la clave, para que el niño establezca lazos afectivos seguros, está en la habilidad de la madre para percibir e interpretar correctamente sus señales y, de acuerdo a ese entendimiento, responder a ellas de un modo apropiado y sin demora. (Ainsworth en Lecannelier, 2009). 


Recientes investigaciones en el campo de la neurobiología sugieren que los comportamientos adecuados y oportunos de la madre moldean la maduración de estructuras cerebrales responsables de la regulación afectiva, base de su salud mental. (Schore en Lecannelier, 2006). 

Principio del apoyo guiado: 

Para el psicólogo ruso Lev Vigostky, los niños presentan un rango de logros real y un rango de logros que está más allá de sus capacidades -zona de desarrollo posible- pero que es alcanzable si se le da el apoyo necesario. Para que el niño llegue a esta "zona de desarrollo posible", los padres deben dar apoyo guiado, que implica observar las habilidades del niño, su nivel de entendimiento y, en base a ello, proponerle juegos o actividades adecuadas, asegurándose de no dejarlo solo cuando se sienta abrumado y de ofrecerle más retos cuando muestre signos de éxito. (Hundeide, K & Armstrong, N., 2005).
 

Definición de alimentación responsiva: 

También llamada alimentación perceptiva, es el estilo de alimentación en que la madre está sintonizada3 con las señales del niño4, por lo que responde de un modo apropiado, con prontitud y le ofrece motivación y apoyo guiado según su nivel de habilidades. 


3. Término utilizado también para designar la alimentación responsiva. 
4. Señales de hambre, rechazo, desinterés, exploración, cariño, etc.